Tiburón ballena y drones
“Lo que buscábamos con este proyecto era obtener datos no invasivos del comportamiento del tiburón, para ello utilizamos cámaras en las aletas dorsales del animal y drones para filmar desde el aire”, explica la investigadora.
La bióloga en conservación narra que colocar las cámaras a los tiburones fue todo un reto. Se hicieron ensayos con distintas pinzas para enganchar el equipo de filmación, pero los tiburones reaccionaban girando bruscamente y tirando la pinza. Fue necesaria la construcción y prueba de tres prototipos hasta encontrar el que no generara una respuesta adversa en los animales.
“Cuando logramos colocar las cámaras correctamente, los tiburones se convirtieron en camarógrafos. Y aunque el trabajo para lograr el prototipo adecuado duró toda la temporada, ahora tenemos la herramienta apropiada para en la siguiente migración observar cómo el tiburón interactúa con otras especies, con los turistas y obtener otros datos sobre su ecología”.
El análisis con drones estuvo basado en el etograma de comportamiento. Es decir, se registra el comportamiento del tiburón solo y se compara con el comportamiento del tiburón con embarcaciones y nadadores. Lo que se busca es registrar si el tiburón deja de comer, bucea, cambia de dirección o nada más rápido debido a la presencia de turistas.
Resultados de observar desde el aire y desde las profundidades
¿Cómo ayudar a la conservación del tiburón ballena?
1. Informarse y educarse sobre el océano y su vida marina. 2. Consumir responsablemente alimentos del mar, cuya pesca sea sustentable. 3. Respetar las vedas de pesca. 4. No comprar productos de especies protegidas. 5. Ayudar a mantener las playas y ciudades limpias, de otra forma la basura plástica llega al mar afectando la vida silvestre. 6. Viajar responsablemente, seguir las recomendaciones de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). 7. Evitar el consumo de plástico. 8. Separar la basura. 9. Hacer composta.
Mediante el esfuerzo de muestreo se logró analizar el comportamiento de 30 ejemplares de tiburón ballena mientras se alimentaban y el de 90 cuando no se encontraban comiendo.
Los resultados arrojaron que 22 por ciento de los tiburones que no estaban alimentándose reaccionó a la presencia de embarcaciones, la mitad de ellos lo hizo cambiando su dirección de nado y la otra mitad buceando al detectar la presencia del barco o lancha.
En cuanto a la reacción ante los nadadores, 60 por ciento de los animales respondió a su presencia, ya sea buceando, evadiendo a los nadadores o cambiando de dirección.
En el grupo de los tiburones que se encontraban comiendo hubo un cese en la alimentación en 100 por ciento de los encuentros entre el animal y la embarcación o el turista. Once por ciento de los ejemplares, además de interrumpir la ingesta, se sumergió ante la presencia de embarcaciones y 44 por ciento lo hizo ante la presencia de nadadores.